Saturday, July 28, 2007

IDEAS

Al principio, érase una idea flotante, cortando en mil pedazos el abstracto de la mente, infiltrándose en el empedrado de la conciencia, hasta caer en forma de viento, en forma de huracán, en forma de suave brisa, luchando contra el tiempo. Levantaba mareas, indicando alientos, diciendo al cielo no más llorar, el silencio le fortalecía, y el oscuro submundo le llevaba en brazos del lóbrego camino, moría en el vacío y resurgía de él, entraba en las cenizas y renacía de los fuegos interestelares. Consumía mundos y construía universos, la idea alimentándose de sedientos buscadores, embebiendo en locura al inframundo humano, queriendo debatirse entre las sombras.

Las ideas, batallando, apretándole el cuello, estrangulándole, corriendo de su mente a caudales; durmiendo, haciendo, deshaciendo, rompiendo, consumiendo, confundiendo su espíritu, aislándole del mundo surreal, ingresándolo al nivel superior, por debajo de la muerte sin embargo muy encima de la vida, cada impulso eléctrico de su cerebro exacerbándose, produciendo una y mil descargas, en convulsiones filosofaba, pensaba, hería de muerte al corcel de la ignorancia e irreverencia. Una a una las ideas desgarraban su piel, consumían el cuerpo de metal, absorbiéndolo por completo. Liberaban su espíritu hasta donde el cielo conocía horizonte y la tierra se volvía agua. Bajo la luna, bajo el triste canto de un ave, el daba su espíritu a la idea, sangrando y escribiendo mil versos envenenados, moribundos; sin embargo sublimes y de utópicas frases, llegando al corazón de la misma esencia, fundiéndose él, con las ideas, haciéndose una sóla substancia.

No más lágrimas, no más tiempos, sólo eternidad; no más silencio, no más bulla, un estadio límbico, sin las pérfidas miradas de la crítica ni la desgraciada bondad del plagio, comían las ideas de su cuerpo, alimentaban el alma y con cada movimiento clónico, escupían sabiduría, se volvían palabras tangibles, se dibujaban en la playa y al mismo tiempo que él y sus ideas se fundían, su cuerpo se unía al infinito y solemne mar, navegando sin necesidad de viento, sumergiéndose en el interminable azul, recorriendo el cielo inferior, la gracia posterior. El hombre y la idea se fundían, creaban un nuevo ser, abatidas las musas se lamentaban, no más musas, no más temor, no más dolor, no sangre, únicamente lo derramado, únicamente lo necesario. Y finalmente el hombre se volvía idea, se volvía leyenda, se desgarraba y caía a pedazos convirtiéndose en el abstracto, el tácito, el implícito en un mundo de quimeras, en un mundo sin maneras de entenderle, de aprehenderle y aprender sus días, sin saber su nombre sin conocer la historia, el mundo se encarcelaba, mientras él moría, por la fuga, por el centenar de manos ignorantes, por la tierra cubierta en ocre, él salía como ser alado, no un ángel, sólo alado, él emergía de las sombras como sombra, como oscura luminiscencia. Salía y exploraba el infinito reco
rdando lo que había olvidado con el tiempo... desde su nacimiento hasta esa década prohibida.